martes, 26 de abril de 2011

Ley de imposibilidad del fenómeno


Dos cometas errádicos, se aproximan, al supuesto teórico de encuentro.
Calibran los métodos evasivos, por la imposibilidad del fenómeno.  
Te espero en el centro de control a medio tiempo, soledad sintomática sin remedio. Te espero en el centro de la tierra. Por si se acaba todo, ya llega la tormenta. Descubriendo el parámetro, siempre cíclico, encontraron un error, analítico. Decidieron destacar los relámpagos: por la imposibilidad del fenómeno. Te espero en el centro de la tierra por si se acabara todo… y ya llega la respuesta.

veintiuno :


Aveces deberiamos pensar tres o cuatro veces. No es mi caso, sabes que pienso muy a menudo, pero luego me preocupa lo que viene después. Pero pienso rápido y decido, porque en la vida eso es lo que cuenta.
Las cosas que se hacen, se hacen. Y esque lo que nos falla en los seres humanos es la dificultad de decisión o facilidad de indecisión. Llámalo como quieras. Pero esto es muy sencillo, que si te apetece haces cosas y si no pues nada.

martes, 19 de abril de 2011

imagine :)

Cuando era pequeño le gustaba que sus padres lo llevaran de paseo un sábado por la tarde. Le gustaba ir al parque, a jugar con los demás niños. Le volvian loco los columpios, le encantaba  jugar hasta que anocheciera y papá y mamá le pedian que regresaran a casa. Él se ponía muy triste, porque no quería irse de allí. Y se enfadaba. Chillaba. Pataleaba. Pero sabía que cada minuto que pasaba era un minuto menos para que fuera otra vez sábado, y volver al parque… a empezar otra vez de nuevo como cada tarde de sábado. Él era feliz. Se fue haciendo mayor, perdió  esas costumbres, ahora se ha vuelto aburrido. No quiere salir apenas, pero le quedan esos recuerdos tan felices en su memoria… y cada tarde se pone a recordar, y piensa en lo feliz que fue un día y piensa que es una tonteria esas cosas de la edad, y de que no puedes hacer esto porque ya no eres un niño. Lo veo una estupidez, ¿tu también lo crees?


martes, 12 de abril de 2011

gg8


Era el típico que adoraba escribir sentado en las escaleras de su azotea. Mientras miraba las estrellas. Removía el café siempre pensando en el próximo ataque. Corría descalzo por la playa, en noches de silencio total. No quería morir, Quería estar vivo con todas las letras. Si quería te llevaría a la luna. Sabía que pasaría la vida entera entre altibajos por aquel corazón loco que tenía. Pero aquí estamos para esto, para poder gritar lo que el corazón quiere: nos subiremos a una montaña y gritaremos todo lo que el corazón quiere.